Los jóvenes socialistas vascos queremos vivir en paz y libertad sin miedos a nada ni nadie y con este comunicado, la banda terrorista ETA no anda ni un paso hacia delante. El íºnico conflicto que hay en las calles y en el dí­a a dí­a de Euskadi, es ETA, por lo que la desaparición de ETA es la íºnica ví­a de solución.
Los vascos estamos viviendo una í©poca de cambio que se inició hace algo más de un aí±o con la llegada de Patxi Lopez al Gobierno Vasco y con la que los jóvenes vascos tambií©n nos sentimos identificados. No nos olvidamos de las iniciativas que está llevando a cabo este gobierno en materia de juventud como es la puesta en marcha de la primera Ley Vasca de Juventud con la que se va a crear el Instituto Vasco de la Juventud. Los jóvenes vascos, por fin nos vamos a encontrar en la primera lí­nea de prioridades para un Gobierno que hasta ahora no nos tení­a como ciudadanos de primera. Esto es la polí­tica en democracia, y este es el camino que algunos tienen todaví­a que recorrer.
Esta es la realidad que los jóvenes vascos queremos para nuestro paí­s, para nuestros pueblosÂ… una realidad más social, más solidaria, que conviva en paz, con más derechos y sobre todo con más libertades.
Por este motivo, JSE-Egaz Ramón Rubial, considera que el comunicado de alto al fuego de la banda terrorista ETA del pasado domingo, es claramente insultante para una sociedad que está cansada de sus acciones, de sus chantajes y del juego sucio que lleva realizando más de 50 aí±os. 
Insultante porque la extorsión sigue siendo el dí­a a dí­a de muchos empresarios vascos, navarros y franceses, porque la falta de libertad es el dí­a a dí­a de muchos jóvenes vascos que tienen que acudir a la universidad o a sus puestos de trabajo acompaí±ados por dos escoltas, insultante porque los actos de Kale Borroka se siguen sucediendo en cualquier rincón de nuestros pueblos, insultante porque ETA no ha mostrado ningíºn ápice de voluntad de desaparecer ni siquiera a medio plazo.
JSE-Egaz Ramón Rubial es consciente que hay periodos en los que hay que arriesgar, y estamos seguros que los polí­ticos sabrán estar a la altura de las circunstancias. Pero mientras ETA siga con circunloquios y excusas para no comenzar a desaparecer, lo que hace falta es unidad sobre la íºnica acción posible con una ETA viva: la aplicación del Estado democrático de Derecho sobre los terroristas.