Han pasado 84 años desde que en el día de hoy, 14 de abril, se proclamó la II República Española. Fue un día de euforia para los y las ciudadanos/as, puesto que había finalizado así la dictadura de Primo de Rivera y llegaba un régimen democrático en el que confiar.

 

La II República Española, especialmente el primer bienio republicano-socialista, supuso un avance de la mejora del bienestar de la ciudadanía. El divorcio, voto femenino, convenios colectivos, medidas para fomentar la laicidad, reforma agraria… son unos de los ejemplos de las materias que se desarrollaron a lo largo de este periodo cuyo propósito era modernizar la realidad económica, social, política y cultural española. Aunque sin duda el gran e incuestionable logro de la II República fue su firme apuesta por la alfabetización de la sociedad española logrando así una educación laica y gratuita. Entre 1931 y 1933 se crearon más de 13.000 escuelas por todo el territorio nacional para dar asistencia educativa a todos los y las niños/as, y el número de maestros/as se incrementó en un 42%, pasando de 36.000 docentes a 51.000. Asimismo, de la mano del ministro socialista Largo Caballero se impulsaron medidas laborales cuyo fin era mejorar las condiciones de vida de los y las trabajadores/as. En el recuerdo de todos nosotros/as están los logros que acompañaron a la República; fue más que un cambio de modelo de Estado, significó el establecimiento por primera vez de una democracia plena en España.

 

Nuestra posición, como republicanos/as, nos hace defender este modelo porque representa a la perfección los valores humanistas que representamos. No podemos evitar ver en la Monarquía un modelo caduco en el que prima la sangre y la cuna sobre la meritocracia; y aún más, vemos en la monarquía un modelo que niega la igualdad de género, dejando a la mujer como un último recurso en caso de que no haya descendencia masculina. Por otra parte, creemos que el modelo republicano es lo mejor para toda la ciudadanía, independientemente de que sean de izquierdas o derechas, ya que supondría un punto de encuentro y convivencia ciudadana, un espacio común en el que no existan suspicacias ni reproches, sino el compromiso del buen gobierno y de la virtud cívica, característica ésta básica en el republicanismo.

 

Por todo ello, apostamos firmemente por un cambio constitucional que venga dado por un referéndum, como refleja el artículo 92 de la Constitución y que con él se manifieste el sentir de la ciudadanía sobre qué modelo quiere en relación a la Jefatura del Estado. Esto es  lo justo, lo democrático y lo ético: que a la ciudadanía se le dote del poder de decidir sobre esta cuestión para, precisamente, proteger y relegitimar el sistema. Ser ciudadanía, implica que elijamos cómo queremos gobernarnos: es ejercitar la democracia, es decidir entre todos y todas qué queremos.

 

Reivindicamos el referéndum previo, para que la necesaria reforma constitucional no nazca empañada con este necesario debate e incluso la siguiente constitución nazca con menos apoyo que la anterior por no haber abordado con valentía y sin complejos el mismo. Creemos que la sociedad española tiene el derecho y el deber de expresar su opinión respecto al modelo de Estado que queremos, ya que más del 65% de las personas con derecho a voto hoy en día no participaron en el referéndum de la actual constitución. En dicho texto se aprobó, indirectamente, la forma monárquica del Estado y sin dar opción explícitamente a un modelo republicano; la cuestión quedó por lo tanto pendiente para futuras generaciones.

 

Además del referéndum, es una gran ocasión para impulsar un proceso de reforma constitucional que responda a la crisis económica, social, ecológica y política que estamos sufriendo. Una oportunidad para responder a los atropellos que hoy impiden a millones de personas vivir con una mínima dignidad.

 

Defendemos una legitimación de uno u otro modelo de Estado por la vía del referéndum, de acuerdo a la actual Constitución. Lo verdaderamente irresponsable, lo que hace que la ciudadanía se aleje de los valores de la Constitución es la actitud contraria. Queremos reformar, porque la reforma nos dotará de una Constitución para todos/as, una Constitución en la que la sociedad actual se vea reflejada.

 

Por todo ello, desde Juventudes Socialistas de Euskadi instamos a la sociedad, al Gobierno y al Congreso que faciliten la elaboración de un referéndum consultivo en el menor tiempo posibole. La República es el futuro, por mucho que algunos lo obstaculicen, estamos convencidos de que más temprano que tarde llegará.