Era un poco más de las nueve y media de la mañana en Vitoria, cuando un sereno Patxi López tomaba la palabra en el hemiciclo del Parlamento Vasco, no solo para pedir la confianza de la cámara para ser elegido el nuevo Lehendakari de todos los vascos y las vascas, sino sobretodo para abrir un nuevo tiempo en Euskadi, para hacer realidad un cambio que los ciudadanos esperábamos y que hemos demandado en la últimas elecciones autonómicas.

Y él estaba ahí, un ciudadano del pueblo, un vecino de Portugalete o como él dice siempre “de Coscojales”. Hijo y nieto de trabajadores que dieron su sudor y su esfuerzo por este país, que lucharon por la libertad, por la igualdad, por la democracia y, por supuesto, por los derechos de los trabajadores vascos. Y él estaba ahí, dirigiéndose al resto de parlamentarios y a la gente que con gran ilusión nos agolpábamos en las tribunas para vivir lo que todos nosotros ya llamamos entre risas “nuestro momento histórico”.

Él estaba ahí, con templanza y firmeza, dirigiéndose al pueblo para hacerle llegar que Euskadi necesita un cambio y que él era consciente que sobre su espalda se apoyaba la responsabilidad de poder liderarlo. Un cambio en las políticas económicas y sociales. Un cambio en las políticas sobre infraestructuras o contra el terrorismo. Un cambio en las políticas que a todos y cada uno de los ciudadanos vascos nos afectan.

Se le veía consciente de la gran responsabilidad que iba a asumir. La responsabilidad de unir a la sociedad vasca, para terminar con las confrontaciones políticas y dejar atrás el tiempo de la división y el desencuentro. La responsabilidad de acabar con el terrorismo en este bello país. Ese terrorismo que de una manera u otro hemos vivido la mayoría de los que estábamos presentes en la cámara vasca. La responsabilidad de gobernar Euskadi y colocarlo a la cabeza de España y de la Unión Europea. La responsabilidad de dirigir un gobierno integrador, con la mano tendida siempre a todos los partidos y sobre todo a los ciudadanos vascos que más lo necesitan y tienen más dificultades. En definitiva, la responsabilidad de ser un Lehendakari elegido por y para el pueblo, porque él es consciente que es uno más de nosotros.

Ayer fue un día largo y duro, pero pese a todo, ninguno de los que estábamos allí queríamos movernos de nuestros sitios porque no nos queríamos perder ningún detalle, ningún gesto, ninguna mirada, porque todo en su conjunto iba a pasar a formar parte de la historia del socialismo vasco. Pero más importante aún, iba a pasar a la historia de Euskadi.

Y llego el momento. Todos los parlamentarios tomaron sus asientos y la emoción comenzó a correr por todos nosotros. Uno a uno se iban levantando para dar el nombre de su candidato. Para muchos fueron los minutos más largos, interrumpidos por las risas cuando Patxi se levantó y dijo su nombre. Y el instante llegó, la Presidenta del Parlamento anunció el resultado de la votación y nombró a Patxi López como nuevo Lehendakari. El Parlamento Vasco se puso en pie y estalló en un gran aplauso acompañado de risas, abrazos y muchas lágrimas. Esa ovación le acompañó por los pasillos hasta la salida de la cámara. Una salida memorable, porque entraste como un ciudadano de Euskadi y saliste como Lehendakari de todos los vascos.

Zorionak, y como te dijo un hombre a la salida: “ahora a trabajar”.

COMISIÓN EJECUTIVA NACIONAL
JUVENTUDES SOCIALISTAS EUSKADI